Farewell

Una despedida, eso fue mi visita a la cuarta región hace unos días.

Una despedida de aquellas que no te dejan triste, más bien preparados para comenzar a caminar poco a poco hacia una nueva vida.

Mis clichés al escribir se traducen en un sentimiento cursi y rosado de sanidad mental. De poder por fin decir que mis heridas ya no duelen, que mis ojos ya no lloran y que mi mente ya dejo de analizar cada cosa con desconfianza y con preocupación.

Bastaron unas cuantas horas pa darme cuenta que hace rato que estoy bien, que estaba bien solo y que gracias a eso ahora estoy bien con Javiera.

Que todo lo caminado en este año de escribir en el blog, de ahogar las penas en rones salados, y de cigarros a medio fumar a las 4 de la mañana, han dado resultado, dejando el corazón grande, con ganas amar y reforzado. Bombeando buenos sentimientos, de arriba abajo. Descongelándose en verano y esperando el otoño, lleno de esperanza y de bondad por sobre todo.

Hace bien ver a la familia y a los amigos, profundamente reparador.

Hace bien despedirse de la vida que tuviste, sin dejar de querer ni recordar con amor los buenos momentos vividos.

Hace bien reivindicarte con el pasado y ver que el presente es diferente, verde, azul, amarillo, plateado, dorado, celeste, rojo y anaranjado.

Hace bien dejar ir, y ser conciente del momento en que le soltaste la mano al ayer, para vivir el hoy y nunca dejar de pensar en el mañana.

Los quiero a todos mis buenos amigos, y claro, aunque no nos veamos en un rato, cada uno de ustedes ocupa un lugar en mis buenos deseos.

Besos y Abrazos

Pancho®