Vendetta
Tomó las llaves, los cigarros y corrió al auto. En la guantera un revólver.
Prende un porro, aspira, aguanta. Bota con los ojos dilatados y la sangre reflejada en ellos.
Carga el arma, la rabia lo invade. Suda frío, convulsiona un poco. Se sacude el letargo, su estomago se revuelve, vomita por la ventana. Mientras, el humo acumulado al interior busca libertad en el viento de la madrugada helada.
Enciende el coche, pone D y avanza, rápido, ciego, drogado.
Para el auto y vomita otra vez. El efecto comienza a mermar. Para en una botillería, compra una cerveza, se enjuaga la boca, escupe y bebe.
El peso del odio es mucho. La culpa es más. Nunca debió elegirla a ella para concretar la vendetta. Ella era inocente. El la amaba, en secreto.
En el mirador, vuelve a prender el porro, fuma lo que queda. Adormilado y al borde de la inconciencia, mira al cielo y le pide perdón a Dios. Quiere redimirse, quiere ir al cielo, donde su madre lo espera. Quiere a su abuelo que lo llevó cuando joven a esa casa, cuando la vio por primera vez en la bicicleta rosada, dando vueltas por el patio. Cuando vio como el dueño de casa manoseaba a su vieja en una esquina de la cocina, mientras la dueña de casa reclamaba por lo salado de la comida. Ahí mirando los ojos impotentes y llenos de vergüenza de Mamá, él juró vengarse.
Y así espero años, viéndola crecer, nadando en la piscina, jugando a las muñecas, mirándolo de reojo, contándole sus penas. Pasó años matando su pasión a solas, reventando deseos y conteniendo la respiración cada vez que ella se acercaba.
En el mirador pasa los minutos llorando y buscando el perdón, pero no lo encuentra. No se perdona, no lo perdonan, no la perdona por ser tan hermosa.
El frío del metal en la sien, de un segundo a otro quema. El olor a pelo quemado y sangre es lo último que siente antes que sus pupilas se dilaten y su respiración cese.
Al abrir la maleta, está el cadáver de una joven, vestida con ropa de niña. La garganta abierta y los ojos fijos en los de su padre, desnudo, atado al cuerpo de su hija, en la misma posición que el niño con rabia guardó como una foto en su mente por años. La foto del dolor y la impotencia de no haber podido haber hecho nada por su madre tantos años atrás.
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Francisco®
7 Comments:
dark, pero bueno, me gusto.
Maquita
Graciach!
Trago saliva. Recién en este minuto puedo hacerlo, antes estaba pegada leyendo el relato intentando inútilmente no imaginármelo tan vividamente. No pude. La telaraña que atraviesa el texto se me pegó en los ojos y en el cerebro. Claro. Transparente. Terriblemente transparente. Me faltó un poco de escena, no sé las manos... los cuadros... los retazos que construyen una habitación para lograr situarme por completo en el lugar... la historia me gustó... lo oscuro no atrapa por ser oscuro simplemente sino por tener suspenso...
A ver cuando escribes otra... me dieron ganas de leer más... besitos... Ceci
Grachiasss!
La verdad mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm............................................................................. weno pa q voy a estar con webadas, me gusto, la verdad me vi en esa oscuridad siguiendo cada movimiento, el relato te atrapa, bien joven padawan veo que vas progresando, ahora escribir mas tu debes, y tambien un poco mas postearme, porq yo descansar kiero, jajajajajaja, www.fotolog.com/mariotecrow http://theonemariotecrow.blogspot.com www.fotolog.cl/mariotecrow
Excelente posteo weon, vo tb vai mejorando.
Muy bueno....un beso
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