viernes, enero 12, 2007

El Ratón y La Leona Fabula by Francisco Araya


Hace mucho tiempo había un ratón, cuyo único objetivo en la vida era morir. Soñaba con morir, de manera trágica, explosiva y violenta. Diseñaba planes de muerte y probaba todo tipo de soluciones en su mente creativa obsesionada con morir.

Un día caminando se encontró con una Leona. Deslumbrado por el tamaño y la actitud de la gata se acercó con cuidado y le dijo:

- Leona, tu eres el animal más hermoso que he visto en mi vida, ¿puedo morir en tus fauces?

A lo que la Leona le respondió:

- Yo no como ratones, solo presas grandes. Los ratones me dejan hambrienta, y con ganas de cazar más. Pero mis presas están lejos.

Cuando la leona dijo esto, de un zarpazo hizo volar al ratón a sus dientes. Y con fuerza, pero no la suficiente, lo apretó con sus afilados colmillos, dejándolo medio muerto. Con desidia luego la leona escupió al ratón y lo dejo aturdido a un lado del camino.

Cuando el ratón despertó, se dio cuenta que ese encuentro con la Leona había sido lo más cerca que había estado en mucho tiempo de morir. Y era justamente lo que el quería.

Cada día volvía donde la Leona e intentaba llamar su atención. A veces con las hierbas del campo le hacia una cama para que descansara, otras veces traía frutas y se las daba en la boca a la malcriada felina. A veces también le contaba historias al oído, o se paseaba por su lomo, pero la Leona siempre hacia lo mismo. Orgullosa le pegaba un par de zarpazos, lo saboreaba y mordía hasta que el ratón pensaba que moría. Luego con desprecio lo escupía y se iba a ver si sus presas habían vuelto.

Cada día que pasaba el Ratón disfrutaba más de la experiencia de ser tragado y mordido por la leona. Pero siempre quería más, pues su objetivo era morir. Ahogarse en el sueño, no despertar más. Que el velo de la muerte cubriera sus ojos y lo llevara a ese mundo que tanto quería conocer.

Un día la Leona no quizo jugar más con el ratón. Se aburrió de masticarlo insípidamente, para pasar el hambre momentánea, y le dijo:

- Ratón, vete, eres chico y casi sin carne. Si te como no quedaré satisfecha. No voy a ser yo la que te mate.

El Ratón triste la miró con ojos sorprendidos y le preguntó:

- ¿Es que no te gustó jugar conmigo leona? Yo vi como arrugabas la nariz cuando me paseaba por tu lomo, y vi como movías las orejas cuando te traía frutas. Vi como me mirabas de reojo cuando dormía en tu cabeza y vi como tranquila reposabas en la cama de hierbas que te hice.

A lo que la Leona respondió:

- Gracias por ayudarme a pasar el hambre ratoncito, lo agradezco, pero tu no eres mi presa. Mis presas están lejos y yo tengo que estar preparada para cuando lleguen y así cazarlas a todas.

El Ratón medio mareado, tomó sus cosas y casi sin mirar para atrás se marchó.

FINALES

FINAL UNO:

Un día de invierno la Leona echada en su cama de hojas, vio como una tortuga le traía una pequeña cajita. Cuando la Leona la abrió vio que venia una patita de ratón.

Durante esos meses la Leona siempre recordó como el ratón se paseaba por su lomo y satisfecha por tantas presas casadas solo espero que un día apareciera el ratón cojo y que por un rato la sacara de la eterna espera del verano otra vez.

FINAL DOS:

Cada cierto tiempo el ratón volvía a buscar a la Leona. Trataba de agradarla, pero cada vez quedaba más magullado que medio muerto. Con tantos zarpazos mal dados y tanta mordida mal hecha, el ratón un día le perdió la gracia al juego y vio que la Leona nunca le iba a dar la muerte que el quería. Así que un día el Ratón no volvió.

Tiempo después caminando por el campo se encontraron el Ratón y la Leona.

- ¿Donde te fuiste ratoncito? - Pregunto la Leona un poco molesta

- Fui a buscar queso por ahí, querida Leona.

FINAL TRES:

Un día de tanto buscar a la leona el Ratón se aburrió. Tomó sus cosas y se despidió.

De vez en cuando se paseaba cerca de la leona mientras dormía y otras veces la miraba detrás de los árboles cuando tomaba agua en el río. Un día el ratón descuidado le dio la espalda a la Leona y esta de un zarpazo volvió a echarselo a la boca para jugar con el con tanta mala suerte que en la última mordida apretó más de la cuenta.

Cuando los huesos del ratoncito se empezaron a quebrar, este entendió por que leona no lo había querido matar, y con una sonrisa en el rostro se dio cuenta que ya no había vuelta atrás de la muerte.

La leona con la boca llena de sangre escupió al ratón y con un poco de culpa se fue caminando por la llanura, a ver si encontraba alguna presa nueva que le quitara el apetito y el gusto a Ratón de la boca.

Elija el final que más le guste, es una fábula interactiva. Pancho®

2 Comments:

At 12:26 p. m., Anonymous Anónimo said...

está excelente!
pero te faltó un final....

Un día el ratón despechado por no haber sido devorado de una vez por la leona, y por ser descartado del juego bajo decisión de ella...y después de una semana, esperando que la leona lo extrañara.... se espolvoreó arsénico en la cola ...y se fué a buscarla...
La leona tras esa semana de ausencia obviamente extrañaba al ratón....y no aguantó las ganas de jugar por última vez con él...

Y tras el último zarpazo luego de habérselo llevado al ocico y de dejar (como siempre ) mal herido al ratoncito
enpezó al sentir el efecto del veneno....

Y murió!!!
( al final de las historias no siempre queda muerto el más vulnerable)

 
At 7:48 a. m., Anonymous Anónimo said...

me gusta la ultima, es la mas razonable y la mas romantica..y esa wea del arsenico...por favor..

 

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