Aguinaldo Emocional Dieciochero

Anoche no pude dormir bien. Parece cuento pero siempre en soledad y ya entrando a los REM, aparecen imágenes desagradables que más que nada me hacen reflexionar en los malos momentos acaecidos con mi vida hace un tiempo atrás.

Decidido a que éstas feas imágenes no me quitaran mi delicioso sueño profundo y babeado, me realicé un ejercicio mental. Proyecté en mi mente lo que quería para éstas fiestas y comencé a visualizarlo.

Estaba entonces con la brisa fresca en la cara, a las cinco de la tarde, con la cerveza en la mano, bien helada, sin polera con el sol en la espalda. Con ese sol que no quema, más bien dora, el reflejo del mar en mis gafas de sol y los pies bien metidos en la arena tibia. Sentí la dicha de estar ahí y ser despertado por el mar en la mañana. Sentí el sol y el mar cargando las fuerzas para el resto del año, cargando el corazón y preparándolo para la primavera.

Y así en el sueño mirando al sol esconderse, envuelto en su arrebol, la paz volvió a mi mente y a mi corazón, mis ojos finalmente descansaron, en el crepúsculo mental de un mar imaginario que, gracias a Dios, se viene real.

Son las 9:30, parece que el ejercicio funcionó bien, por que pa variar me quede dormido. Record de atrasos, record de pro no má, Rockstar.

Nos vemos en Bahía Salada.

Arriba los Corazones

Pancho®