Luz
Entre tanta sangre es difícil no ponerse nervioso. Su cabeza da vueltas y ya le falta el aire.
Hay olor a plástico, las rodillas le tiemblan.
Todo se llena de gritos que lo hacen sudar y sangre que hace que respire con dificultad. Hasta que por un segundo todo se calla.
Sus oídos se cierran y sus ojos se llenan de luz. Sus rodillas dejan de temblar encandiladas por el espectáculo más bello que ha contemplado en su vida.
- Felicidades, ¡es un niño!
Pancho®
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