martes, mayo 22, 2007

Luz


Entre tanta sangre es difícil no ponerse nervioso. Su cabeza da vueltas y ya le falta el aire.

Hay olor a plástico, las rodillas le tiemblan.

Todo se llena de gritos que lo hacen sudar y sangre que hace que respire con dificultad. Hasta que por un segundo todo se calla.

Sus oídos se cierran y sus ojos se llenan de luz. Sus rodillas dejan de temblar encandiladas por el espectáculo más bello que ha contemplado en su vida.

- Felicidades, ¡es un niño!

Pancho®


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