La Gente Satura

La pega poco a poco se vuelve parte de nuestra vida privada. Una afirmación redundante si se ponen a pensar, pero uno siempre tiende a separar un poco la pega de la Vida. Como por ejemplo cuando uno dice que no vive para trabajar, que uno tiene vida, que uno es más que un agente de la pega, más que un weon en un escritorio.

Y es cierto, uno ES mucho más, pero comúnmente la pega pasa a ser, durante ciclos, LA PARTE más importante, el hogar.

Cuando uno se casa con la pega también se casa con la gente de la pega. Empieza a salir harto a carretes donde están todos los de la pega y hablan de la pega. Donde el tema es un poco pelar al otro, o bien reírnos de las cosas que suceden durante la semana.

Hay situaciones bien fomes en esos carretes, como cuando todos se sientan y hablan del trabajo y los demás solo se sientan, beben y hablan entre ellos. O como cuando dicen “oye, no hablemos más de pega” y se sigue hablando de…la pega, los clientes, los atados, las lucas.

La gente empieza a saturar. Los ves de lunes a viernes, los ves los sábados, los ves los domingos. Sus caras son parte de tu vida cotidiana, son parte del espectro de luces que llenan las calles, pero son siempre lejanos, como muñecos, como parte de un paquete.

Como en toda interacción social, tu siempre tiendes a crear tu tribu, tu grupo, los que no te importa ver mas allá de la pega, los que son tus amigos, los que te invitan a la casa, los que te hablan de sus hijos, de sus cosas, de sus penas y alegrías. Esos weones hacen que la pega sea de verdad una wea más llevadera. Lo malo es que constantemente ellos llevan consigo a weones que no quieres ver, los que te saturan.

Yo tengo clarito con quien quiero andar, yo tengo clarito cuales de todos me rompen mas los huevos y hacen que la vida sea una monotonía constante.

Creo que es hora de volver a las raíces de la amistad, a aquellos lados donde sentarse a tomar un trago es beber y reír, sin mirar el reloj, y sin la sensación de estar cumpliendo con algo, si no que solo lo estas pasando bien.

Hay que cuidar los espacios, uno claramente no puede ser amigo de todos, aunque conozco gente real que si lo puede hacer, sin asco. Los espacios son sagrados. A mi casa entran mis amigos, a mi oficina, el weon que lo requiera.

Besos

Pancho®