El que sabe Sabe.

Sentado en la mesa del matrimonio de Joeli, me encontré con dos enanos de 18-19 años, que cada vez que sonaba algún tema por los parlantes, sacaban a relucir sus conocimientos musicales de wikipedia diciendo:

“tremendo tema de nirvana compadre”, “hay grunge por ahí”, “los padres del punk, Ramones”, “el funky se hace presente” y cosas por el estilo.

En un momento, pasada las cuatro de la tarde (que es cuando me tome la primera roncola), dos doncellas (recurso literario obviamente) se fueron a sentar a mi mesa y empezaron a entablar conversa con sus contemporáneos. Los pobres chicos que tanto sabían de música, poco pudieron hacer con éstas dos féminas que, con facilidad de palabras, se tomaron el escenario y consumieron a los mozalbetes entre sus encantos frescos y turgentes, propios de la edad.

De pronto me ví reflejado en los pobres. Con pena recordé el largo camino de rechazos que precedieron mis buenas experiencias con las damas, ya entrado en años.

Me acordé de cuando ni la amiga fea me metía conversa. Me acordé que ni las friquis a esa edad me daban la pasada. Ni siquiera curadas saltaban a mis piernas.

Firme en actitud, y enterrando el pasado en mis bolsillos, me acerque a las chicas y les dije:

-Y como van las chicas…pasándolo bien?

(opción uno: no me pescan, opción dos: se hacen las locas, opción tres: CLEAR)

-Bien! Tu eres de por aquí?

(me parece que estaba hablando medio argentino, efectos del alcohol adquirido en tantas noches con Matías Aylwin)

-Si pues, amigo del novio, a ti te conozco, no? Tu eres la prima!

(carril o no, igual generaba una respuesta)

-Si! Yo tambien me acuerdo de ti...

-Y tú, eres prima tambien? (a la de más allá)

-Noo, yo soy amiga de ella, vine acompañándola

-Entonces que hacen sentadas? No están bailando? Como es esto! Chicos a que hora sacan a las nenas a bailar?

(caras de descomposición en los chiquillos, las nenas ríen)

-Es que no queremos bailar todavía, pero más rato! (responden coquetas)

-Entonces ya saben chicos, cuando las vean menearse en el asiento, las toman y las sacan a bailar, o no?

(risas y ojitos entre ellos)

Sirviéndome otro de mis tragos para volver donde mi dama, el más grande de los chicos me dice:

-Buena movida te mandaste ahí weon…

-El que sabe, sabe papá.

(puta que me costó aprender)

Pancho®

Ennio

Sin estar en el parque bicentenario en Vitacura. Sin tener una copa de vino, sólo con un vaso de cerveza y un pucho en la mano. Sin tener que vestir de formal, pero deseando haber estado ahí, me detengo a recordar la ocasión cuando tenía 7 años, y mi Papá (que solo escuchaba cumbias y rancheras) en uno de esos viajes a La Tirana, puso un cassete blanco de un señor italiano que le hacía recordar esos instantes vividos junto a su padre, disfrutando aquella película que nunca alcanzó a ver entera, donde tres hombres, uno bueno, uno malo y uno feo, se peleaban por el nombre de la tumba que tenia el oro enterrado, escrito debajo de una piedra. Ese era el final papá, ganaba el bueno.

Pancho®

Sin Documentos

Calamaro canta que todo esto lo hará por el tiempo que tuvimos. Que no queda salida, por que mi socia parece dormida, echada, sin vida.

Seca como la planta de mi casa, que se murió por que siempre se me olvido regarla. Imagínese si tuviera el gato que alguna vez quize, horrible.

¿Será que uno se muere de cuando en cuando y que de la nada se acojona y vuelve a vivir?

¿Será que morir, fuera de lo emo que pueda sonar, es más fácil de lo que uno cree?

¿Será que al final uno se compadece del sufrimiento propio y no lo deja ir por el tufillo poderoso que pone sobre el desgastado cuerpo y sobre los ojos cansados por tanto llorar?

Será que el dolor está completamente arraigado a nuestros deseos de ser vistos, de sentirnos centro de todo, pero a la vez centro de nada.

No po chiquillos, el dolor a uno se lo come. La pena duele, las ganas de morirse entumecen los miembros. Los días pasan lentos y sin brillo. No tiene nada de cool compadecerse de uno mismo, de la tristeza y de las sombras.

Busquen la luz, todos ustedes que están así, y estiren el brazo. Siempre hay uno de nosotros que esta más arriba y de un tirón los puede poner a la altura del mundo, para que vean que no todo es tan feo, que al final era una tontera y que siempre, siempre hay otra oportunidad.

Yo una vez me morí.

Yo volví a vivir.

Perdí mucho, pero siempre gané más al final.

Pancho®

La Reina Danzarina

Ad portas de ir a escuchar a Jarvis Cocker, sin saber si va o no va a cantar algún tema de PULP en su concierto. A dos minutos y medio de pensar en retirarme de la pega. A menos de media hora de recibir a mis amigos en la casa, para brindar por la rabia generalizada. A menos de un día de que mi hermano se vaya Ángol y a cincuenta segundos de que se acabe la canción, les escribo pa decirles que ABBA no era tan malo.

Y que yo ya no se como escribir.

Pancho®

Cuanto tienes, Cuanto Vales

¿Que es lo que pasa cuando uno no se siente valorado?

De vacaciones, pensé harto en cuanto valgo. Más allá de las cifras de mi cheque a fin de mes, o más allá del precio de mi amor frente a los cercanos. Pensé en cual es el valor que tiene mi vida en el mundo. Cual es finalmente la historia que hay que escribir al momento de echarme tierra encima. Cual será el legado de una vida transitada y cual es la huella que queda en las mentes de otros cada vez que me aparezco por las líneas de vidas ajenas.

Como me quiero ver, como me quiero sentir. ¿Quiero odiar, o ser odiado?

No quiero que me quieran todos, la verdad. Sólo quiero saber que cuando me voy a la casa, puedo dormir tranquilo. Como decía un amigo de otro siglo, no juzgar, no condenar, no ser soberbio. Cuesta, pero es la única forma.

Los criterios que me han llevado a ser un weon de mierda durante tanto tiempo, siempre estuvieron relacionados a cosas subjetivas. No me gusta como hablas, no me gusta como actúas. Eres un cobarde, no haces tu pega, eres un flojo, eres un chanta. Cualquiera de esas es tan subjetiva, tan hormonal, que no debe ser usada nunca, no es necesario. Al final las cosas malas se pudren solas. Sólo hay que morderse la lengua afilada.

He decidido ser un weon de bien. He decidido no rabiar más. He decidido amar, sin esperar ser amado. Eso al final, viene por añadidura.

Francisco.