lunes, enero 28, 2008

El Fin de los Miedos

De guata al sol y respirando el aire marino, Gilda siente su pelo volver a crecer.

El amor de sus padres y su esposo hacen que recupere lentamente los kilos perdidos entre tanto miedo y sufrimiento.

Al pasar los minutos con la brisa fresca de la costa en la cara, siente que le tocó duro, pero que pudo haber sido peor, sin duda alguna.

Hoy después de tanto tiempo, un mes sólo significa un mes. No es la espera eterna de la tortura muda.

Por mi parte, tostado de asfalto y con el aire caliente de la ciudad hirviendo, tomo mis cosas y compro comida. Lleno el refrigerador, limpio la casa, compro cortinas que llenen de luz. Pienso en un sofá grande llenando el living y una pequeña alfombra para poner una mesa de centro que reciba los copetes.

Ambos tenemos algo en común Gilda. Poco a poco nuestras vidas vuelven a la normalidad, pero en secreto ambos sabemos que nunca han sido muy normales que digamos.

Un beso Mamá

Felicidades por haber terminado tus quimios!

Pancho®

lunes, enero 14, 2008

Recuerdos De Aquellos Veranos Bellos

¿Te acordai cuando íbamos a la piscina a reirnos de las hermanas cara de perro smith y nos pasábamos el día entero en el agua?

¿Te acuerdas cuando con una sandía calada nos reíamos de cómo te ibas de culo en el río al resbalarte con las piedras?

¿Te acordai cuando te despertabai con el ruido de las olas en las mañanas de verano?

¿Te acuerdas de la caminata por la playa con la arena en los pies y la brisa fresca de las siete de la tarde en la cara?

¿Te recuerdas de las despertadas tarde para tomarnos un terremoto en la terraza mientras preparábamos el almuerzo, para después bajar a la playa, que era de nosotros no más?

¿Te acordai del ruido que hacía la gorda Margarita cuando entraba a la piscina?

Yo me acorde de todas esas y más el fin de.

Apoyado en la orilla de cemento de la piscina del Juan Ma, con una torobayo helada en la mano, se me pasaron todos ustedes en todos los veranos que nos ha tocado vivir, y me dieron ganas de ir y verlos, para así aprovechar una posa de agua, donde quiera se encuentre ésta, para hablar y reír, y tomar el color del verano de la cabeza a los pies.

Un beso a los recuerdos de veranos bien felices.

Pancho®

martes, enero 08, 2008

Fumar

Hace tiempo que no fumo tanto. Atrás quedaron los días en que curaba la ansiedad con cajetilla y media por día y que despertaba prendiendo un cigarro. O cuando prendía el pucho y permanecía cerrado en la mente pensando en cosas lejanas, mientras me miraban con ojos incrédulos al otro lado de la cama.

Empecé a fumar los 13 de mono, pero con pedida de permiso. Mis padres lejos de prohibirlo me agradecieron que se lo contara. Como padre lo más probable es que no haga lo mismo y trate de evitar que mis hijos sean fumadores, la conciencia del 2000 po.

Después de comprar mi primer paquete de cigarrillos Kool mentolados a $600 y fumar los cigarros en dos tandas (prendía, luego apagaba y volvía a fumar, un asco) comencé la espiral del fumador, en que se compraban cigarros sueltos después del colegio y fumaba uno con los amigos en la escalera a la salida, con el posterior desalojo por parte de los inspectores. A veces compraba cajetillas de lucky strike corriente de 10, y a veces solo me alcanzaba para los Life.

Fume en el baño del colegio, fume debajo de las graderías del gimnasio, fume al salir de la PAA, fume luego antes de las entregas de la U. Fume esperando que llegara ella, fume esperando que se fuera la otra. Fume en calles, matrimonios, bautizos y primeras comuniones. Fume para olvidar, fume para calmarme. Fume en tu funeral y en el mío.

Te compré cigarros para que vinieras, me compré cigarros para que te fueras.

Antes disfrutaba el cigarro, ahora como que lo detesto cada día más. Me he puesto bien madre, me hace mal. Me deja la garganta adolorida y no contribuye a que se me pase la puta gripe.

Aprendí a tomar sin fumar, pero me dura poco. Al final siempre me pongo un cigarro en la boca y al otro día maldigo el momento en que lo prendí, con la garganta picando, seca y la boca amarga.

Del kool al life, del life al hilton blanco, del hilton blanco al advance, del advance al belmont Light y de ahí al kent 4.

Un día fumándome un cigarro con mi abuelo al lado, me pregunto por que fumaba. Yo le dije que me calmaba en instantes. Me miro y me dijo.

Sabes como dejé de fumar?

Como Tata?

Solucione todos mis problemas.

Es por eso que cada vez que estoy con la cabeza hirviendo en dramas, me escapo a la oficina de mi jefe, salgo a la terraza, camino en el parque, y prendo el tabaco, haciendo anillos de humo chueco (nunca me salen). El cigarro es el único que por un rato me hace olvidar que los problemas hay que solucionarlos.

Pancho®

Si las miradas pudieran matar

Camera Obscura es un grupo formado en Glasgow que lleva ese swing folk que tienen todos los escoceces y que tanto le gusta a su servidor. Curiosamente después de un año de entrar en mi playlist sonaron de casualidad, y provocaron la inmediata descarga de dos de sus discos.
If Looks Could Kill.
Muchos saludos
Pancho®

miércoles, enero 02, 2008

Año Nuevo Sin Sentido

He tenido años nuevos malos en mi vida, pero éste se lleva uno de los tres primeros lugares.

¿Por qué? ¿Penas de amor? ¿Sin Pega? ¿Tragedias familiares?

No, simplemente la gripe.

El 30, al bajarme del bus en Valparaíso con la Javiera sentí como se me descomponía el cuerpo. Así como cuando el auto viejo de papá comienza a sonar raro y sabes que va a fallar. Era la crónica de una muerte anunciada.

El 30 en la noche fue una mala noche. Si piensas en una bolsa de bichos durmiendo en una casa con una de sus ocupantes con las defensas en el suelo, es claro que mi conciencia me decía que me devolviera pa Santiago, pa no contagiar a la Mamá de algún otro bicho que complicara la situación.

Dos trasnoches seguidos, medio desabrigado, me pasaron la cuenta. Ni siquiera el Johnny Walker negro ni el Jack Daniels pudieron matar al bicho que crecía y sólo esperaba una pequeña baja para atacar. Puto bicho.

El 31 no fue mejor. Desperté con un concierto en el pecho como para acompañar los fuegos artificiales. Al salir a compartir con Jorge, padre de mi novia, me encontré con que la calle me recibía con un sol de 30º y un taco de una hora entre Viña y Valpo. Maravilloso.

La caminata de vuelta, hacia el metro hizo que empezara a ver destellos nuevos y alucinaciones producto de la deshidratación y el calor. Sumado a que mi sudor ya era frío y mi polola me pedía que por favor no me desmayara, la idea de una cama se presentaba súper deseable.

Al despertar de mi siesta eterna la cena ya estaba lista, y mi madre portaba una mascarilla que la hacía ver aun más a tono con el cotillón y los globos de la pared. Bella y flaca como ella sola se paseaba lejos de mí, la bolsa de bichos, y preparaba su cena especial, que gracias a Dios, no consistía en cazuela ni arroz pelado.

A las 12.00 por primera vez en mi vida le di el abrazo a la mujer que amo, nos deseamos un año bello y cargado de buenas cosas. El resto de los abrazos fueron bien a la rápida por que solo queríamos salir a la terraza a ver el show pirotécnico en palco de honor. El maravilloso despliegue de luces se me hizo eterno. A mis hermanos, corto. Ví pirotecnia nueva, que no sabía que existía y por largos pasajes me fije más en el color que toma el agua con cada destello que en las mismas bengalas.

A la 1.00 estaba acostado, conviviendo con el fervor al que no podía unirme.

Decidí marginarme para no estar una semana en cama. Me sentía pésimo y salir a wevear la verdad estaba lejos de mis opciones.

Cuando el Phillie, la Dani y la Nata me llamaron a las 3.15, casi me pongo a llorar por no poder disfrutar de un par de tragos en ambiente fiestero. Me sentí viejo y enfermo y no podía comprender como tanta gente se encierra en fiestas si las calles del puerto está encendida la noche entera.

Finalmente al conciliar el sueño decidí que este sería un año nuevo para olvidar. Cambiar los rones por inhaladores y los canapés por antigripales es bien fome.

Recordé en mi sopor cuales fueron los otros años nuevos malos y me saltaron imágenes vívidas del 2000, cuando el cambio de milenio coincidió con el primer año nuevo sin mi papá y con una fuerte diarrea que me hizo salir con miedo a carretear, destruyendo cada baño que encontraba y parando de cuando en cuando para apretar las nalgas, sudar frío y no pasar bochornos.

O del peor de todos, el del 2005, cuando pague $20.000 por una puta fiesta que nunca fue, y mi compañera de ese entonces llegó a la celebración intoxicada por ensaladas varias que contenían ingredientes como naranja, menta y yogurt que eran ricas, pero cagadoras de guata como ellas solas.

Al final de esa noche la fiesta fue cancelada horas antes de o presupuestado, la barra abierta nunca fue y la música no funcionó mas por que se corto la luz y el DJ era más ñurdo que un par de weones de mi pega (que lo son bastante, así que imagínese). El estacionamiento estaba a kilómetros, literalmente, y la playa era un caos, donde más de algún amigo mío se fue de combos y donde mi socia terminó vomitando todas las ensaladas como el exorcista y yo le gritaba en mi curadera:

Dime la verdad! Estás embarazada! Y no me quieres contar por que no me amas! Dime la verdad! Es mi hijo! Tengo derecho a saberlo!

Mientras la Negra lo único que hacía era tititar con fiebre y aguantarse las ganas de volver a vomitar.

Ese es mi peor año nuevo, este iba derechito al primer lugar, pero se salvó en la noche del 1 de Enero, donde con una cena en Viña y un tequila margarita adentro, brindé con mis amigos por el comienzo de un buen año, al que el 2007 (complicado sólo al final) le dejó una vara muy alta.

Muchos besos y abrazos a todos mis amigos

El Pancho®


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